martes, 13 de enero de 2009

Desconocido


Caminaba. Tú también. Vestía azul, de pies a cabeza. Tú sólo mezclilla y un par de tenis gris. Hasta ahora, no teníamos mucho en común, tú mirabas al suelo escuchando tu música, tus pensamientos, tu vida. Yo... simplemente miraba, intentando escuchar más allá de mi cabeza. Seguía caminando, al igual que tú. Intentaba distinguir entre una coincidencia y la vida diaria, entre un presente ficticio y un futuro indeciso. Escuchabas tus pensamientos, y yo trataba de descifrarlos, reordenarlos, construir algo más que seguir tus pasos imaginarios. Podrías ser aquel con quien formara un mañana, una casa, unos hijos, una herencia de cultura, un par de árboles en el jardín, una mascota enternecedora e incluso un balcón a medio construir. Viajaríamos, viviríamos, riendo todo los días, cada mañana y cada atardecer, pensando en la coincidencia de nuestro rumbo hace ya algunos años atrás, de tu música, de tu vida, de todo lo mío y más. Envejecer y volver a nacer. Pero tú escuchabas tu música y yo no. Y aun sin conocerte, te vi. Y aun sin saber de ti... ya había terminado de pensar lo que ahora escribí.

Yo caminé, tú... te quedaste en aquella puerta. Y no te volví a ver.

.........

[... algún día estallaré. O caeré muerta. Lo primero que venga]

.........

;;